Y también en mi se alza la ola. Se hincha, arquea el lomo. Una vez más tengo conciencia de un nuevo deseo, de algo que surge en el fondo de mi, como el altivo caballo cuando el jinete pica espuelas y después lo refrena con la brida. ¿Qué enemigo percibimos ahora avanzando hacia nosotros, tú, sobre quien ahora cabalgo, mientras piafamos en este pavimento? Es la muerte. La muerte es el enemigo. Es la muerte contra la que cabalgo, lanza en ristre y melena al viento, como un hombre joven, como Percival cuando galopaba en la India. Pico espuelas. ¡Contra ti me lanzaré, entero e invicto, oh Muerte!

Las olas rompían en la playa.

Las olas. Virginia Woolf

jueves, 3 de noviembre de 2011

Libertad. Jonathan Franzen


Después de leerme (¿devorar?) Libertad en el Puente de Todos los Santos me pregunto ¿Cómo se enfrenta cada uno a la historia de estos personajes? ¿Con quién se identificará cada cual? ¿Qué estará cada uno deseando que pase al final? ¿Quién se decepcionará con el final de la historia y quien se regocijará? En el fondo -leo en el mismo libro- cada uno siempre busca en los libros su propia historia.

3 comentarios:

Lorenzo Miláns del Bosch dijo...

Pues yo me he enfrentado a esos personajes, sobre todo a los protagonistas, con cariño. Les he cogido cariño a Walter y Patty, casi desde el principo. Siento cierta identificación, sobre todo con él. Y me ha emocionado muchísimo el final. Es mi final perfecto.

Aurora dijo...

No lo he leído (lo haré, lo haré) pero me ha llegado eso de buscarnos en lo que leemos...¿Hasta que punto nos interesa lo que nos cuentan?
"En general, los enfermos charlaban mucho y se complacían en la charla; pero apenas habían cambiado las primeras palabras, no se escuchaban ya los unos a los otros, y hablaba cada uno para sí. Merced a esto, sus conversaciones tenían siempre para ellos un gran interés."
Los espectros, de Leonid Nikolayevich Andreyev

Almudena dijo...

Genial! Qué gran verdad!!