He disfrutado lentamente esta pequeña novela japonesa, a ese ritmo al que va la misma novela, al que va la protagonista, deambulando por la vida. Una vida que va avanzando a golpe de encuentros fortuitos, en la que lo único previsible en su día a día es su trabajo, que no tiene demasiada importancia. Una vida solitaria a la que se asoman algunos personajes, uno en concreto, su maestro, al que la vida le va uniendo. Lo que más me llama la atención es esa forma de ser, esa forma distinta de vivir el tiempo en la que importa el presente, el momento mismo.
No te lo tomes por lo personal
Hace 4 años
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