Y también en mi se alza la ola. Se hincha, arquea el lomo. Una vez más tengo conciencia de un nuevo deseo, de algo que surge en el fondo de mi, como el altivo caballo cuando el jinete pica espuelas y después lo refrena con la brida. ¿Qué enemigo percibimos ahora avanzando hacia nosotros, tú, sobre quien ahora cabalgo, mientras piafamos en este pavimento? Es la muerte. La muerte es el enemigo. Es la muerte contra la que cabalgo, lanza en ristre y melena al viento, como un hombre joven, como Percival cuando galopaba en la India. Pico espuelas. ¡Contra ti me lanzaré, entero e invicto, oh Muerte!

Las olas rompían en la playa.

Las olas. Virginia Woolf

sábado, 28 de noviembre de 2020

Yerma. Federico García Lorca


Tengo que reconocer con cierto apuro que no había leído a García Lorca. Me alegra que lo hayamos elegido esta vez en este atípico y extraño club de lectura que surgió del confinamiento. Me gusta porque me fuerza a leer cosas que nunca leería motu proprio. Tenía bastantes prejuicios sobre Lorca pero a la vez curiosidad. Y debo decir que me ha parecido una obra maestra. Hemos discutido largo y tendido sobre el significado y sentido de la obra, los sentimientos de Juan y de Yerma,  la presión social, el sentido de la vida, la maternidad, el desencuentro, el amor... Es de las pocas veces que se nos va el tiempo sin hablar de otras cosas, sin irnos por las ramas... ¡Qué mala cosa los prejuicios, cuánto limitan!

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