Faulkner no te regala nada. No te lo pone fácil. Te cuenta lo que te tiene que contar y tu tienes que atar los cabos. Con detalles concretos, precisos, escuetos, tendrás que ir construyendo tu cómo son los personajes, por qué sufren, qué relación hay entre ellos, qué pasado arrastran. Pero en cambio te hace oír el sonido de la sierra una y otra vez. Te hace sentir el peso de la carga que mueven. Te hace oler la muerte. Te dará alguna pista aquí y allá, cuando menos te lo esperas. Hay que leer atento. No vale pasar por encima. Por eso es tan grande.
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