He descubierto en Babelia a este personaje sorprendente. Empezó como obrero de la construcción, revolucionario, traductor de la Biblia sin ser creyente, jurado en el festival de Cannes, escalador y napolitano. Dice cosas tan maravillosas como "me mudé al italiano para escribir. Es mi lengua de residencia". Se levantaba a las 4:30 para leer la Biblia antes de ir al trabajo, "así tenia la impresión de asimilar algo nuevo antes de que me lo impidiera el cansancio. Era mi tesoro antes de la rutina del trabajo". La descubrió hace 30 años, en África solo encontró una Biblia, le gustó la perspectiva de ser escrita desde la distancia."Para mi leer cada mañana las sagradas escrituras es internarme en un desierto. Luego cierro el libro y vuelvo a ser un contemporáneo. No es un libro que me diga algo para el día que me espera, soy yo el que se ha trasladado a otra parte . No es un ejercicio de acercamiento sino de distanciamiento. Lo mismo me pasa en la montaña cuando voy a escalar" . "No creo que la literatura tenga tareas especiales salvo en casos de emergencia. Fuera de ellos no puede cambiar el mundo, pero sirve para hacer compañía. (...) Lo mejor que puede hacer uno con un campo es plantar arboles y hacerlos crecer".
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