Y también en mi se alza la ola. Se hincha, arquea el lomo. Una vez más tengo conciencia de un nuevo deseo, de algo que surge en el fondo de mi, como el altivo caballo cuando el jinete pica espuelas y después lo refrena con la brida. ¿Qué enemigo percibimos ahora avanzando hacia nosotros, tú, sobre quien ahora cabalgo, mientras piafamos en este pavimento? Es la muerte. La muerte es el enemigo. Es la muerte contra la que cabalgo, lanza en ristre y melena al viento, como un hombre joven, como Percival cuando galopaba en la India. Pico espuelas. ¡Contra ti me lanzaré, entero e invicto, oh Muerte!

Las olas rompían en la playa.

Las olas. Virginia Woolf

miércoles, 25 de julio de 2012

Los Baldrich. Use Lahoz


Al final me ha gustado. He tenido algún pequeño altibajo, pensé en ocasiones que, después de un buen arranque me iba a decepcionar. Pero al final la novela me ha dejado un buen sabor de boca. No solo por el final, tan difícil en general y que, en esta ocasión, está más que a la altura del resto de la novela. No, me parece sobre todo una novela de corte clásico -interesante para haber sido escrita en 2009 por una persona nacida en 1976-, bien escrita, y, lo más importante, con unos personajes interesantes y bien construidos. Es la historia de una típica familia catalana burguesa y de cómo no se pueden transmitir de generación en generación los sueños, anhelos y, ni siquiera, los principios. En las diferentes reseñas había leído que tiene un cierto estilo a García Marquez, a Eduardo Mendoza, a Galdós o a Balzac. Pero a la que más más creo que se parece es a los Buddenbrook de Thomas Mann. La estructura es muy similar. Un patriarca que hereda la ambición, la moral y los principios de su padre e intenta transmitirlos a sus hijos, fracasando en el intento. Me ha sobrado la recreación del Madrid de los 80, de la Movida, fundamentalmente porque los he vivido de cerca y me da bastante alepori recordar, en una novela "de época", mi juventud,... (¡qué mayor me he hecho!), asi como me ha gustado que la ciudad principal fuera Barcelona y reconocer algunos barrios por los que transcurre la novela, como la calle Muntaner o la Vía Augusta, que me recuerdan mucho a algunos momentos de mi infancia y puedo ver desde una lejanía tranquila. Use Lahoz ha publicado en enero de este año La estación perdida. Creo que la leeré.

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