Unas palabras sobre la soledad, especialmente para tratar de llevarlas siempre conmigo, ya que como cita Montaigne sobre Sócrates al que le dicen que una persona no se había hecho mejor con un viaje, "lo creo", dice Sócrates, "se había llevado consigo".
Nos recomienda Montaigne liberarnos de los fardos que arrastramos con nosotros mismos, ya que sólo si cuidamos nuestra alma seremos completamente libres y, solo así seremos completamente felices.
Debemos trabajar en conocernos, comprendernos y aceptarnos. Pero, no solo eso, debemos también perdonarnos como perdonamos a los demás. ¿Por qué nos machacamos intensamente mientras tratamos de justificar y empatizar con otros? Yo soy experta en esto.
No soy de las que son capaces de vivir en soledad, de no depender de los demás, de su compañía y de su cariño. Sin embargo, a menudo soy mi peor enemiga. Como Montaigne, trato de prepararme constantemente para el sufrimiento, para el infortunio, pero creo que de nada sirve salvo para sufrir ahora y cuando suceda, y si no sucede, habré incluso sufrido en vano.
Pero estamos solos. Al final, solo somos nosotros, nadie puede ser por nosotros, nadie siente, piensa, sufre, se inquieta, teme, o ama, en nuestro lugar. Nuestra vida es lo único que tenemos, debemos tratar de vivirla plenamente, olvidándonos de la aprobación de los demás, liberándonos de lo que dirán.
"No has de buscar más que el mundo hable de ti, sino cómo has de hablarte a ti mismo. Retírate en tu interior, pero primero prepárate para acogerte"
No hay comentarios:
Publicar un comentario