Y también en mi se alza la ola. Se hincha, arquea el lomo. Una vez más tengo conciencia de un nuevo deseo, de algo que surge en el fondo de mi, como el altivo caballo cuando el jinete pica espuelas y después lo refrena con la brida. ¿Qué enemigo percibimos ahora avanzando hacia nosotros, tú, sobre quien ahora cabalgo, mientras piafamos en este pavimento? Es la muerte. La muerte es el enemigo. Es la muerte contra la que cabalgo, lanza en ristre y melena al viento, como un hombre joven, como Percival cuando galopaba en la India. Pico espuelas. ¡Contra ti me lanzaré, entero e invicto, oh Muerte!

Las olas rompían en la playa.

Las olas. Virginia Woolf

lunes, 7 de octubre de 2019

Magallanes. El hombre y su gesta. Stefan Zweig

Stefan Zweig desatado, en estado puro diría yo. Y yo he decidido entregarme a la historia y dejarme convencer y envolver del entusiasmo del autor... supongo que la historia no tiene errores. Por eso quizás, y porque lo explica con mucha coherencia, desde mi punto de vista, decido, ya al final de la historia, tomar parte, junto con Zweig, por Magallanes y no por Elcano.

La historia es apasionante y, como no podía ser de otra manera, Stefan Zweig la narra de una manera fluida y muy apasionada. Quizás es uno de los libros suyos más apasionados que he leído. Nos cuenta la historia tal y como él la ve, como la siente, tomando partido por unos o por otros. Y con él, termino el libro desolada. Ignorante, yo no sabía cómo había muerto Magallanes. El final de la historia tal y como nos la cuenta Zweig es de lo más triste.


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