Y también en mi se alza la ola. Se hincha, arquea el lomo. Una vez más tengo conciencia de un nuevo deseo, de algo que surge en el fondo de mi, como el altivo caballo cuando el jinete pica espuelas y después lo refrena con la brida. ¿Qué enemigo percibimos ahora avanzando hacia nosotros, tú, sobre quien ahora cabalgo, mientras piafamos en este pavimento? Es la muerte. La muerte es el enemigo. Es la muerte contra la que cabalgo, lanza en ristre y melena al viento, como un hombre joven, como Percival cuando galopaba en la India. Pico espuelas. ¡Contra ti me lanzaré, entero e invicto, oh Muerte!

Las olas rompían en la playa.

Las olas. Virginia Woolf

domingo, 10 de noviembre de 2019

Ellos. Francine du Plessix Gray


Ellos es la historia de una familia, no una novela. Una familia singular si la comparamos con la de cualquiera de nosotros, supongo. Respecto de la mía desde luego que sí, respecto a la de otros igual no. Es quizás una historia singular desde el momento en el que la escritora así lo decide al escribir sobre ello. Bueno, en cualquier caso, la historia de ellos es la de muchas personas que tuvieron que huir de las guerras y persecuciones en la Europa de principios del siglo XX. Rusos que huyen a Francia y después a EEUU, excéntricos, glamurosos, generosos, ambiciosos.... 

La manera de contarlo es a veces algo desordenada pero es como la autora decide contárnoslo, privilegiando el relato profundo y detallado de cada personaje en detrimento de la narración cronológica. Es un relato valiente, en el que no se nos ocultan las debilidades o las miserias de sus protagonistas, muy queridos para su autora, porque ella es la hija, la única hija, aquella hija a veces molesta en la sofisticada y glamurosa vida de ellos. Una vida por la que no dejan de pasar personajes fascinantes, una élite que bien podría ser una película.

Francine du Plessix, a la que no conocía de nada, escribe con mucha elegancia y delicadeza. La historia te va envolviendo y al final sientes mucha nostalgia y cariño, principalmente hacia ella, que, sin embargo, se posiciona siempre en un curioso segundo plano que tan bien refleja el título del libro. Un título muy acertado que expresa en solo esa palabra la esencia emocional de la historia. 

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