Y también en mi se alza la ola. Se hincha, arquea el lomo. Una vez más tengo conciencia de un nuevo deseo, de algo que surge en el fondo de mi, como el altivo caballo cuando el jinete pica espuelas y después lo refrena con la brida. ¿Qué enemigo percibimos ahora avanzando hacia nosotros, tú, sobre quien ahora cabalgo, mientras piafamos en este pavimento? Es la muerte. La muerte es el enemigo. Es la muerte contra la que cabalgo, lanza en ristre y melena al viento, como un hombre joven, como Percival cuando galopaba en la India. Pico espuelas. ¡Contra ti me lanzaré, entero e invicto, oh Muerte!

Las olas rompían en la playa.

Las olas. Virginia Woolf

sábado, 26 de junio de 2021

El verano que mi madre tuvo los ojos verdes. Tatiana Tibuleac

 


Todos son libros sobre madres, últimamente. El tema me atrae, no me aburre. Muchas veces pienso en que sería un tema del que me gustaría escribir. Esta es una historia muy dura, como otras que he leído recientemente. Comienza el libro de forma desgarradora. Me gusta porque encuentro el estilo original y atrevido. Sin embargo, a medida que avanzo, no se... voy como descubriendo los trucos... Al final, me queda un sabor agridulce. Me parece un tanto artificial.

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